La hernia inguinal consiste en la salida de parte de las vísceras abdominales hacia el exterior a través de agujeros de la pared abdominal. Nuestro abdomen tiene en su interior vísceras cubiertas de una capa fina y lubricada de peritoneo, que permite los movimientos intestinales de la digestión. Normalmente el interior del abdomen tiene una presión positiva, es decir, su contenido presiona las paredes hacia fuera, por lo que cualquier pequeña abertura puede ser aprovechada por las vísceras o el peritoneo para salir a través de ella. Esto puede ocasionar molestias y, si se deja progresar, puede producirse falta de riesgo sanguíneo e infarto de la zona.
Hay dos tipos de hernia inguinal cuyas causas son ligeramente diferentes, aunque el motivo principal es el mismo que en cualquier hernia abdominal: la aparición de una zona más débil en la pared abdominal por donde las vísceras aprovechan para protruir.
Hernia inguinal indirecta: es la hernia más frecuente, especialmente en niños pequeños, ya que puede estar presente en el nacimiento. Todos los hombres tienen un pequeño orificio inguinal interno que permite el paso de los vasos sanguíneos del testículo y del conducto seminal, por donde pasan los espermatozoides hacia la uretra. En algunos casos el orificio es demasiado grande y puede formase una hernia. Las vísceras pueden pasar en mayor o menor medida hacia el escroto, por lo que el bulto de la hernia puede aparecer en la ingle o directamente en el escroto.
Hernia inguinal directa: en este caso el orificio de la hernia se forma de manera artificial en la pared abdominal. Normalmente sucede en la ingle, ya que los músculos abdominales dan paso a los músculos de la pierna, y queda una zona más debilitada que se puede rasgar fácilmente.
Síntomas
Las hernias inguinales es frecuente que no den síntomas claros. Lo más habitual es que la persona que tenga una hernia se note un bulto en la zona de la ingle o incluso en el escroto, que cambia según el día y según la posición del cuerpo. El bulto aumenta normalmente con la tos o al hacer fuerza con la tripa (como cuando realizamos deposiciones en el baño). También es más visible estando de pie, y tumbado desaparece o se nota menos. Normalmente el bulto de la hernia puede reducirse, es decir, hacerlo desaparecer al empujarlo con la mano hacia dentro del abdomen.
A veces las hernias pueden dar alguna molestia en la zona, como un dolor que va y viene. Se suele aliviar espontáneamente, haciendo presión en la zona o con analgésicos suaves. No es normal que den síntomas digestivos, aunque si el dolor dura mucho tiempo puede provocar estreñimiento ya que suele aumentar al hacer presión abdominal, y eso hace que la gente evite ir al baño.
La hernia inguinal no presenta malestares o dolencias muy agudas, pero si la misma se estrangula los dolores abdominales son realmente insoportables, además de que vienen acompañados de vómitos. Tampoco hay mayores complicaciones postoperatorias en una hernia inguinal, ya que lo más común es que un 7% de los pacientes desarrollan un pequeño hematoma y solo el 5% está expuesto a sufrir de una infección y al mismo tiempo, hay muy pocos casos de adormecimiento en la zona de la ingle.
Diagnóstico
El diagnóstico de la hernia inguinal es sencillo y puede ser realizado de forma rápida por cualquier médico. Las únicas herramientas necesarias son la realización de una buena historia clínica mediante una serie de preguntas y la exploración física completa.
Una vez que la hernia inguinal es diagnosticada, el único riesgo que se corre antes de la cirugía es que se produzca el estrangulamiento de la hernia, es decir, que la parte del intestino que sobresale por el orificio de la hernia, quede aprisionado en la apertura; el riesgo de esto es que por la presión ejercida en los vasos sanguíneos, no permita que el flujo de sangre corra debidamente y el órgano que no la recibe puede morirse, necesitando una operación de urgencia para intentar salvarlo.
Tratamiento
El único tratamiento de la hernia inguinal que resulta efectivo es el quirúrgico. Hace años se planteaban tratamientos conservadores con fajas, cinturones o “bragueros”, para evitar la cirugía e intentar que la hernia no aumentase de tamaño a base de realizar una presión continua en la zona. Sus efectos fueron negativos, ya que los músculos de la pared abdominal se relajaban y el orificio de la hernia perdía tensión, lo que hacía que la hernia fuese más grande.
El tratamiento quirúrgico es sencillo, y a día de hoy se considera una cirugía mayor ambulatoria, es decir, se puede realizar en un solo día sin necesidad de permanecer ingresado en el hospital. A pesar de ser un procedimiento sencillo, toda la operación se realiza bajo anestesia general. La cirugía consiste en reducir la hernia colocando el contenido de vísceras dentro del abdomen, y después reparar el orificio por diferentes técnicas.